martes, 28 de septiembre de 2010

Locura

Me sigo haciendo vieja aquí,
con el dolor de siempre entre los muslos
y este cansancio sin sonido,
esta ventana rota.

Ya no aúllan los perros,
nadie se queja en mi garganta,
la calle es una línea sin faroles.

Nada en mí permanece salvo un paisaje frío,
una vereda detenida,
un ancho surco que me traga
y me aproxima a la locura.

Y es que estoy loca, sí,
vieja y loca,
demente como el miedo más nocturno.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Luna llena


Hace tiempo alguien me dijo que a los Tauro nos afecta la luna, que, entre otras muchas cosas, nos altera el sueño y no le creí.

En esta ciudad resulta difícil mirar al cielo y rara vez lo hago pero hace un rato una amiga que "me sabe" me mandó al móvil la foto de una inmensa luna llena y, de repente , entendí la causa de mi insomnio de las últimas noches.

Por absurdo e irracional que suene, he de aceptarlo: la luna llena me altera el sueño y quién sabe cuántas cosas más.

sábado, 18 de septiembre de 2010

De agua



Video montaje de Ana Bella López



Sucede que entre el tiempo y yo hay nombres,
sílabas de cansancio,
un rito de comienzos y de olvidos,
de aprender y enterrar lo que se ignora.

Andar y desandar.

Y así, entre los círculos, me ocurro,
más lejos cada día de las trenzas,
menos creyente, más vivida,
más próxima al infierno que a los niños,
menos apetitosa.

Cada vez más afín sólo a mi espalda,
casi invisible,
casi a punto de dar por válida la piel
a cambio de un espejo sin presente,
de un temblor sobre el rostro.

O de ti, que me sabes sólo a medias,
inacabada,
vencida por mi propia invalidez,
sin apellidos.

Siempre a la espera de un principio,
como una sombra que se viste de agua.

sábado, 11 de septiembre de 2010

¿Verdad o mentira?

En mi etapa de búsqueda de un hombre creativo, tuve una historia con un tipo que hacía cortos, bastante malos, por cierto, y que se pasaba el día diciendo cosas como yo soy ciudadano del universo, mientras yo le contestaba, vamos a ver, tú eres de Santander, no digas tonterías... Mi prosaica forma de tomarle el pelo y llevarle la contraria le ponía enfermo y a mí me ponía enferma esa manía suya de ir por la vida de artista hasta cuando se ataba los cordones de los zapatos.

Un poco después, pero en esa misma etapa, di con un léctor compulsivo que, además, era ecologista de esos extremos y practicantes. Eso pone mucho. Un hombre con principios. Hasta que me fui una semana de viaje con él y descubrí que no tiraba de la cisterna cuando iba al baño para ahorrar agua y allí que me encontraba yo con el pastel todas las mañanas. Por no hablar de la charla que tuve que aguantar cuando vio que llevaba un secador del pelo en la maleta o cuando me leyó en voz alta los componentes de las cremas y los desodorantes que yo mal-usaba.

Después de esas dos experiencias, salí con un par de tipos que tenían faltan de ortografías para desintoxicarme un poco.

Pero a los cuatro, que conste, intenté quererlos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Voces

No sé si a la gente le pasará lo mismo que a mí con las voces. Están las que directamente me enamoran, están las que me echan para atrás, las que me dejan indiferente y luego están esas , las más importantes, que son a las que me voy acostumbrando poco a poco.