miércoles, 29 de abril de 2009

La pasión como defecto

Poner demasiada pasión en las cosas puede resultar dañino y, desde luego, siempre es ilusorio. Es como pretender un mundo perfecto, hecho a tu medida, y llevarte berrinches cada vez que te tropiezas con una realidad que no se corresponde con la que tu coco ha creado.
Leer un libro y entusiasmarte hasta el punto de pretender que todo el mundo lo lea, incluso aquellos que no sienten el menor interés por la lectura.
Ver una película en el cine y disfrutar tanto como para recomendársela al planeta Tierra al completo, incluyendo a los que no van nunca al cine.
Querer a tus amigos/as con tanta pasión como para intentar hacer sentir a los demás que esas personas, a las que ni siquiera conocen, son especiales para ti y, por lo tanto, también tienen que serlo para el resto del mundo.
Enamorarte de ciudades y molestarte cuando alguien las critica porque estás convencido de que no ha sabido ver en ellas lo que tus ojos han visto.
La pasión excesiva es una forma de inmadurez que te lleva del goce al dolor en cuestión de minutos. Disfrutar a lo bestia y sufrir a lo bestia. Ilusionarte con mentiras y decepcionarte por las mismas mentiras.
Los que padecen esa especie de enfermedad son niños durante toda su vida, incapaces de racionalizar. Adorables en los momentos buenos pero caprichosos, intransigentes y hasta crueles en los malos.

6 comentarios:

Ana Clavero dijo...

La confieso como uno de mis peores defectos. Pongo pasión y se me nublan las ideas.No soy, ni seré nunca madura -tampoco sé si quiero serlo-, pero espero no haber sido, ni llegar a ser, jamás cruel por muy malos que sean los momentos que atraviese...tampoco es que quiera ser "santanadearco".

Un beso grande, niña

Carmen dijo...

Pues qué suerte, Ana, porque yo, por pura pasión, sí he podido llegar a ser cruel a veces... No estoy orgullosa de ello pero si hago honor a la verdad he de decir que ha sucedido...

Un besote grande. Espero que todo bien. Se te echa de menos.

Carmen

miss lisbon dijo...

Pues si, casi nada es a nuestros ojos como a los de los demás.
Un poco triste pero cierto, aunque yo me sigo algo de pasión para algunas cosas, sólo algunas.
Por cierto aprovecho para recomendarte los abrazos rotos por si todavía no la has visto. Creo que si que te va a gustar.
Un beso enorme!!!

Carmen dijo...

Hola Carmen,

Pues intentaré vencer la pereza que de entrada me da siempre el cine de Almodovar, jajaja... juro intentarlo... Ya te contaré. Aunque tengo otras en la lista que me apetecen mucho más...

Besos. Te quedas el puente aquí? Te llamo.

Carmen

Lobo dijo...

No es un defecto, en lo absoluto. No y no. Bueno, lo es, pero es uno lindo. Jé.

Carmen dijo...

Martín, me has hecho reír... y te aseguro que hoy es todo un logro... Vale, aceptaré que, aún siendo un defecto, puede ser lindo, como tú dices... jajaja...

Un besote.